CORREO
La Rioja (España)

19 de octubre de 2012

Hablemos del Manantial.

AGÜITA FRESCA

Un manantial o naciente es una fuente natural de agua que brota de la tierra o entre las rocas. (Antiguamente se creía que las aguas subterráneas procedían del mar y habían perdido su salinidad al filtrarse entre las rocas). Se origina en la filtración de agua, de lluvia o de nieve, que penetra en un área y emerge en otra de menor altitud, donde el agua no está confinada en un conducto impermeable. En la actualidad, en nuestras montañas, no es tan salubre beber agua de cualquier fuente, manantial o nevero como lo era en la antigüedad. No tener cuidado en este aspecto nos puede llevar a incurrir en un peligro. Por poner un ejemplo de nuestras montañas, no es raro que en pleno verano los manantiales y arroyos cristalinos contengan algunas bacterias y protozoos que puedan provocarnos enfermedades de tipo digestivo. Como ejemplo a tener muy en cuenta también hay que saber que no todas las fuentes son 100% potables en pleno verano, estudios científicos han revelado que sólo alrededor del 10% lo son. Hay que tener en cuenta que en muchos casos en montaña una fuente no es más que una tubería insertada en un arroyo o manantial, sin ningún tipo de sistema de filtro. La nieve tampoco ofrece buenas garantías, los desechos animales pueden llegar a contaminarla y debemos saber que los microorganismos sobreviven a muy bajas temperaturas. No debemos fiarnos tampoco de los grifos y las fuentes de algunos refugios de montaña, ya que éstos y éstas podrían no tener sistema de potabilización alguno. Así mismo tampoco debemos confiar en los arroyos cercanos a refugios de montaña muy masificados puesto que podrían haber recibido pequeños vertidos. El ganado suelto en montaña también influye, y mucho, y deberemos prestar suma atención a reabastecernos en cursos de agua donde más arriba pueda haber ganado.

Generalmente en el agua de nuestras montañas se encuentran pocos virus. Aún así y para asegurarnos de su eliminación siempre trataremos el agua. La forma más común es otra vez mediante la ebullición del agua recogida, aunque en este caso también se pueden utilizar productos químicos. Un virus podría provocarnos la temida Hepatitis A. Como vemos se hace casi absolutamente necesario tratar el agua que recojamos en montaña de lugares “poco fiables”.

El método más seguro de tratamiento será siempre la ebullición del agua que recojamos. Pero claro esta técnica nos obligaría a llevar siempre con nosotros un hornillo y en rutas y ascensiones de un día (la mayoría de rutas que hacemos) el peso a añadir a la mochila lo hace muy poco práctico. De ahí que en este tipo de salidas la correcta planificación y la buena administración de nuestras reservas se haga fundamental. En rutas de varios días lo normal es llevar el hornillo para cocinar por lo que esta necesidad de ebullición del agua quedaría cubierta.

Para salidas de un día, y para ahorrarnos el peso y volumen del hornillo lo ideal sería contar con la ayuda de los otros dos métodos más comúnmente utilizados: los filtros y los productos químicos (pastillas potabilizadoras por ejemplo), aplicados ambos siempre: primero el filtro y después las pastillas.

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